lunes, 16 de abril de 2012

Relato nocturno

(el cuentito sólo tiene 3 ó 4 referencias jazzisticas, pero me valen como excusa)

                                                   NOCHE DE INVIERNO


El ruido me ha despertado y sin embargo me reconforta. Me había quedado dormido escuchando un CD de Ella Fitzgerald en la mini-cadena de mi habitación, y este sonido me parece aún más bello, si es posible.Se repite esa sensación de melancolía -y a la vez alegría por estar bajo techo- que acompaña siempre a un fuerte aguacero nocturno.

Lo escucho fuerte y nítido al otro lado de la ventana, un torrente monótono pero lleno de matices, cada gota produciendo su propio sonido, una nota distinta del resto pero todas juntas en una pequeña sinfonía de agua y piedra. Como una de las perfectamente construidas improvisaciones de Lester Young. Siento la tentación de levantar las persianas y asomarme a ver llover a la escasa luz de la ciudad dormida, pero me resisto un poco más, arropado entre las sábanas, disfrutando de esa sensación de calor y comodidad, de protección frente a los elementos.

Pongo un CD de Lester porque me parece adecuado combinar ambas sonoridades. El chapoteo del aguacero va cogiendo ritmo, puedo seguir el entrecruzarse de las frases manejadas por el viento. Hay pequeñas subidas y bajadas; ahora es un zumbido, como el roce de dos suaves telas de seda, parece que llueve menos o amaina el viento; pero de repente vuelve a escucharse la fuerte percusión, la marejada de agua arrastrada por la ventisca, chocando contra el suelo a la velocidad de un bombo enloquecido. Y te acuerdas de Elvin Jones. Podría sentir miedo, pero me desborda la alegría de esta naturaleza salvaje que no podemos controlar.

Por fin me decido a subir la persiana, la iluminación es muy leve en el exterior, apenas suficiente para distinguir los pequeños círculos que se forman - fusionan, chocan- y mueren y vuelven a nacer al impulso de la lluvia. Las realidades se transforman por la magia del temporal, como dos standards interpretados por Art Tatum y Keith Jarrett. Las formas son borrosas, los contornos imprecisos, los movimientos se difuminan y ondulan al reflejarse en el oscuro espejo del suelo inundado. Una farola, que vertical corta el cemento, se convierte en una ágil serpiente al proyectarse en ese cristal. Un árbol muerto vuelve a mover sus ramas, por la acera, hacia mi ventana.

Asomo la cabeza, deseo mojarme y compartir este momento con las plantas que extienden sus hojas para limpiarlas del polvo del día, con los seres nocturnos que ahora están huyendo a refugiarse o salen a disfrutar del imprevisto regalo. Y recuerdo el “Rain” de Steve Lacy.

El pelo se me empapa, los ojos se nublan, el agua me chorrea por la cara y la pruebo con la punta de la lengua en la comisura de los labios, es un agua dulce y espesa. Me acuerdo de otras tormentas de la infancia, de galernas en la playa y chapuzones bajo una cascada en la montaña. Es un momento de memorias lejanas y transparentes. Un momento de Lester, a quien ya por siempre asociaré con las chaparradas nocturnas

De repente, mi magia se rompe, un grito amarillo irrumpe por el final de la calle, ruidos metálicos, un frenazo, golpes secos, unos focos barren toda la escena dispersando la oscuridad: el camión de la basura. Hay gente trabajando a estas horas y bajo este vendaval, gente a la que mojarse no le debe parecer tan romántico como a mí. El momento encantado ha concluido, ya no hay lugar para recuerdos ni divagaciones, esto es simplemente lluvia, una noche más de trabajo duro bajo el agua y el frío, y mañana yo también debo trabajar, es hora de cerrar la ventana y volver a dormir, espero que al madrugar no siga lloviendo, no quiero calarme camino del trabajo otra vez...

4 comentarios:

  1. Ahora me has dejado tu sin palabras, Mario.
    Este relato no es bueno sino buenísimo, hace tiempo que no leía nada igual y mira que me gusta leer, a mi la literatura y la música me apasionan.
    Un texto lleno de imágenes, de sonidos, de sensaciones, de mágicas metáforas que sumergen nuestros cinco sentidos en esa noche de lluvia.

    Debes de estar orgulloso de poder escribir así.

    A pesar de los altibajos, de los muchos años de tratamientos, que siempre merman nuestras capacidades ( te lo digo también por experiencia) de haberte sentido más de una vez defraudado con las personas, con el amor, con la vida.
    Aún así sigues siendo el mismo Mario, el Mario que pudo escribir este fantástico relato, lleno de sensibilidad y talento.

    NO DEJES NUNCA DE ESCRIBIR.

    UN GRAN BESO!!!!!

    Mientras te leía escuchaba este tema, que siempre me ha gustado, te mando el enlace

    http://www.goear.com/listen/1c4d83f/prisoner-of-love-lester-young-teedy-wilson

    Espero que te guste.

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  2. El tema es precioso, gracias, pero ya lo tenía en "Pres and Teddy". Aunque nunca está de´más redescubrirlo. En Lester, mi primer gran ídolo en el Jazz´, soy una pequeña enciclopedia,me tengo que poner y dedicarle varias columnas, e incluso una poesia.

    Reacciones como la tuya, de "hace tiempo que no leía nada igual", eran la norma cuando escribía antes de la gran caída.

    No sigo siendo el mismo Mario, antes mis relatos eran brillantes, ahora son sólo decentes.Nunca volveré a ser el mismo, pero quizas con mucho trabajo...

    UN BESAZO Y GRACIAS,, DINAH !!!

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  3. Conocia este relato,lo he leido muchas veces,me sigo deleitando con el.
    No dejes de escribir Mario,hace pocos dias alguien te puso en un comentario, que tu vocación era escribir, sigue su consejo.
    Has estado bastante tiempo sin hacerlo, veras como vuelves a escribir como antes, incluso me atrevo a decir que lo mejoraras.
    Muchos besazos y !!!FUERZA¡¡¡

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  4. Anónimo, te has descubierto, jajaja, creo que ya sé quién eres...

    Voy a seguir escribiendo, pero me produce frustración saber que antes creaba magia y ahora mis relatos son simplemente correctos.

    Dinah, si no te da miedo, escríbeme a la dirección de e-mail que aparece en mi perfil y te mando algún cuento antiguo que no tienen cabida aquí porque no tienen ninguna relacion con el Jazz.

    Ojalá vuelva a ser el de antes...

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