miércoles, 8 de febrero de 2012

Billie Holiday, Duke Ellington, y sus luchas anti-racistas



Últimamente le estoy dando bastante cancha al tema del racismo, y es que me parece una de las expresiones más abyectas y de bajeza más profunda del ser humano ; y porque cuando hacía radio, allá a mediados de los '90 (un programa de Jazz, Blues y Soul, bastante virado al Jazz), ya estaba totalmente concienciado de que la lucha negra por sus derechos era uno de los ejemplos revolucionarios más importantes del Siglo XX o de cualquier siglo. En aquella época tenía como libro de cabecera el ejemplar sobre Black-Power del que ya os he hablado -creo- el que presté...y perdí..Lo había encontrado en un mercadillo, era una edición antigua, y no recuerdo el nombre, así que no creo que me lo vuelva a topar nunca. Lo que más me jodíó es que tenía un capítulo fantástico sobre la música y la lucha social, vacío que los libros que aparecen al final de la bibliografía no pueden cubrir. Ahora ya no vuelvo a prestar un libro ni con toda la guardia civil apuntándome a la nuca.

Yendo al tema en cuestión, muchos músicos de los '30 se radicalizaron por lo que vivieron, pero aún faltaban 30 años para que aquello cristalizara.



Los acontecimientos povocaron que el número de artistas de izquierdas creciera enormemente. pero aunque muchos músicos de Jazz tenían fuertes convicciones, no las expresaban, porque pensaban que el arte debía de mantenerse al márgen de la política. Sólo 2 músicos negros de Jazz, y uno blanco, realizaron declaraciones políticas en la era del swing.

Un fue Billie Holiday, que, para poder grabar esta canción, tuvo que llegar a un acuerdo con Columbia -que se negaba a editarla- para hacer una sesión con Commodore que, siendo el director amigo personal de Billie, no hubo problema. La canción dice :

"Los árboles del sur
sotienen una extraña fruta
Sangre en las hojas y sangre en la raíz
Un cuerpo negro bamboleándose en la brisa sureña
Extraña futa colgando de los álamos."

STRANGE FRUIT, of course.

Recordemos que en muchos estados del sur se podía linchar (Ley de Lynch, colgar de un árbol)  a un negro por el delito de serlo.     

Esta canción debió despertar  más conciencias que 100 discursos juntos.



La otra voz negra que se alzó  fue la del caballero Duke Ellington. Según él, "cualquier  declaración de protesta social en el escenario debería hacerse sin decirlo, y esto requiere verdadera destreza". Mi interpretación de estas palabras es que los negros, mostrando su arte, deberían llevar a los blancos a respetarlos. Algo ingenuo Ellington aquí.  Sin embargo, el Duque consiguió en 1941 el  sueño de muchos afroamericanos, un musical de Broadway interpretado sólo por negros, Jump for joy. Y durante toda su vida mantuvo su militancia negra, más artística que la desfachatez de un Miles Davis, menos espiritual que la de 'Trane, simplemente más elegante, como él era.



Antes de la auto-organización negra, fue el Partido Comunista el máximo defensor de la integración  (sí, antes de la 2ª guerra mundial, el PC tenía bastasnte fuerza en los USA), y Ellington actuó en diversos actos del partido. Y en sus contratos para conciertos, sirmpre exigía la clausula de no actuar para audiencias segregadas.

Pero habíamos hablado de la importancia de un músico blanco en la lucha por la integración racial, y ese no es otro que el gran Benny Goodman.



Cuando construyes la primera gran orquesta interracial, con músicos afroamericanos del calibre de Teddy Wilson, Lionel Hampton o Charlie Christian, tu declaración de principios está clara : Acción, no palabras. Aunque también hubo palabras. Lionel Hamton recordaba con exactitud una anécdota ocurida en un descanso entre pases. Un borracho se abalanzó sobre su mesa y le espetó : ·"¿Benny, que demonios haces con todos esos negratas en tu grupo?" "Si repites eso -dijo Goodman- voy a coger este clarinete y a clavártelo en la cabeza". El borracho se esfumó.

Cuando proceda, hablaremos de Malcolm X, de momento lo dejamos aquí.

Y AHORA A PASEAR A LOS NIÑOS, QUE HACE UNA TARDE ESTUPENDA                                                                                                                                                                                                       

6 comentarios:

  1. Grandíosa entrada! Muy buena la anécdota de Benny. No imagino a un señor tan elegante y distinguido soltando esos improperios...

    El tema de la raza en el jazz es polémico desde sus inicios. A ese respecto en el documental de Ken Burns, Jazz, el amigo Wynton Marsalis hace una proclama muy interesante. Viene a decir algo así como que cuando un blanco y un negro se unen en un garito a improvisar, no importa su raza, su procedencia, si son ricos o pobres... ambos se comunican en el lenguaje universal del jazz...

    Ojalá fuera siempre tan idílico...

    Saludos

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  2. Ese tipo de frses del Señor Marsalis siempre suelen surgir de ricachones, no sé porqué será. A un colega mío carpintero que no encuentra trabajo ni a la de 3 porque todos los puestos están cubiertos por rumanos o senegaleses cobrando una mierda, pídele que no sea algo racista anda...Él sabe que la culpa no es de ellos, sino del dueño de la empresa, de la política de inmigración, etc...pero en sus condiciones (6 personas viviendo de una pensión de viudedad y otra de invalidez) es normal que algún día se le escape un "putos negros"

    Saludos

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    1. Bueno, a mí en este caso me pareció poético... algo utópico quizá, pero esperanzador...

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    2. En lo de esperanzador coincido totalmente contigo, si todo el mundo pensara así...Pero no, aquí cada uno encerrado en su gueto religioso y territorial, y por si no fuera poco en cada religión hay un montón de subreligiones y sectas, y en lo territorial igual, todo cristo aduciendo a no-sé-qué razones históricas para colocar otra fronterita y otra banderita. A mí lo único que me impide creer en Dios son, paradójicamente, las religiones. En el Dios de Coltrane puedo creer, aunque se le terminó yendo la pinza con el tema (el LSD ayudó bastante). Y con lo territorial me pasa igual, soy vasco, allí pasé mis primeros 21 años, y ahora vivo en Galicia. Movimientos independentistas hay en ambos sitios, aunque mucho más fuerte el vasco, y lo que han conseguido conmigo es que crea en un mundo sin fronteras.

      Sí, démosle a Marsalis su parte de razón, aunque pienso que desde una deahogadísima (no digo que no se lo haya currado) poición económica, el mundo se ve más rosita...

      Un saludo

      Mario

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    3. Creo que el tipo que más ha hablado de música y derechos de los negros es Leroi Jones que cambio luego su nombre de esclavo, como diría AHmad Jamal, por el de Amiri Baraka. Su libro más conocido sobre el tema, "Música negra", es una recopilación de artículos con semblanzas de grandes artistas de color y una defensa a ultranza del free jazz. Son artículos de principios de los 60 cuando Ornette Coleman, Cecil Taylor o Albert Ayler estaban en su apogeo. Además Amiri es uno de los grandes poetas afroamericanos.
      Creo que gente como Benny Goodman o Johnny Otis al que le acabo de dediar una entrada son grandes artífices de la integración racial sin recurrir A alharacas.

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    4. Efectivamente, Amiri Baraka es, con toda probabilidad, el mayor ideólogo negro de los últimos 40 años. Debería ocupar el lugar que ocuparon MLK y Malcolm X. Pero los tiempos son diferentes, y parece que con la derogación de las leyes Jim Crow ya hay igualdad plena, cuando no es así. Por si alguien no lo sabe, Jim Crow era un complejo de legislaciones segregacionistas en los estados de la antigua confederación (que en muchos lugares del sur siguen vigentes "de facto"), que segregaba a los negros de los blancos, bajo la insultante premisa "separados pero iguales", de modo que en todos los lugares públicos negros y blancos tenían que estar separados. Y eso incluye plazas públicas, medios de transporte, hospitales, ejercito, escuelas, restaurantes, e incluso las fuentes de calles y plazas.

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